Carme Ruscalleda: “Mujeres chefs las hay. Y más que habrá”

De Carme Ruscalleda se ha hablado mucho las últimas semanas. El cierre de Sant Pau coincidiendo con la publicación del libro Felicidad de Planeta Gastro han copado titulares. Pero a Carme Ruscalleda le queda aún mucho camino por recorrer y es referente de muchísimas personas que quieren dedicarse profesionalmente a la restauración. Y lo seguirá siendo.

Pudimos hablar con ella en Mandarin Oriental Hotel, donde sigue firmando la oferta gastronómica de los restaurantes Moments y Blanc y conocer en una conversación relajada cual es su punto de vista sobre el movimiento reivindicativo que últimamente proclama más visibilidad de la figura femenina en la gastronomía.

“Mujers chefs las hay, y más que habrá”, nos comenta Carme. “Las escuelas están llenas de jóvenes ilusionadas y con grandes proyectos que darán que hablar durante los próximos años, pero la sociedad aún presta más atención a un chef masculino. Las mujeres estamos ahí con los mismos costes, ideas y esfuerzo.”

Es posible que las mujeres tengamos una naturaleza más protectora, cuidadora y formadora y por esa razón las gastronomías de todas las partes del mundo son originales y se ha mantenido originales por voluntad de las mujeres. Esa cultura que siempre ha estado en manos femeninas y se ha podido trasladar al plano profesional. “Antes era necesaria una fuerza física. Incluso según que utensilios limitaban el acceso al mundo profesional de la figura femenina”. “Ahora la bandeja más grande es manejable por cualquiera”

La alta cocina ha sido un ámbito donde Carme se ha movido durante muchos años y la definición que nos da de ella parece que sea mucho más fácil de lo que en realidad es: “la cocina es sobre todo son ideas, coordinar un equipo, un producto de cercano que añada diferencia y una cultura de ciudad abierta al mundo. Hoy conocemos y viajamos más y eso nos hace más exigentes.”

Carme Ruscalleda es ahora una mujer consagrada que puede hablar con total facilidad, con el aplomo que se consigue cuando ya se ha demostrado todo lo que se sabe, pero ¿cómo fueron sus inicios, hace 30 años?

Tuve la suerte de crecer y formarme en un ambiente agrícola y comerciante, donde la figura femenina es amada. La mujer tiene unos roles determinados muy respetados, siendo el pilar de cualquier familia o comunidad. Desde pequeña Carme estudiaba y trabajaba, entendiendo trabajo como un entretenimiento que ayuda a integrarse en la comunidad. “Así aprendí la importancia de un buen equipo” apunta Carme. “Nunca tuve ningún problema de discriminación y si alguna vez alguien hacía un chiste fácil ante mi, logré que no me doliera disculpándolo con un: ‘ pobre, ya lo descubrirá’.”

Si no fuera porque escuchamos estas palabras de su propia boca, resultaría difícil de creer cuando hoy la discriminación está tan  presente. Vencer esta desigualdad es difícil. Hacer eventos específicos para mujeres no es aconsejable ¿por qué hay que premiar a una chef femenina como la mejor en algo cuando esa misma categoría no existe para la figura de un chef masculino? ¿o es que debemos debemos presuponer que lo normal es premiar a un hombre? Resulta difícil reivindicar sin caer en una discriminación positiva que no es la ambicionada.

Puede pensarse que quizá la mujer sea menos ambiciosa, pero no es así. Es posible que la diferencia esté en la exposición de cada figura. Los hombres cocineros en ese sentido parecen más predispuestos a ponerse en el escenario, a participar, convirtiéndose en más mediáticos. Por parte de la mujer hay que vencer ese miedo escénico (si es que se le puede llamar así) para que la figura femenina también enseñe lo que hoy hace en la sombra. “La clave es hacerlo bien y hacerlo saber”, nos dice Carme Ruscalleda. “Primero debes enamorarte de tu profesión y, si tienes un hogar, cuídalo como lo cuidan ellos. Los hombres no se sienten señalados si no han ido a buscar al niño a la escuela o no lo han llevado al pediatra. Una mujer, sí. No es solo hacerlo bien, hay que organizarse la vida y ser competitivas”.

La educación que durante años hemos estado recibiendo y que aún tenemos muy interiorizada no ayuda a cambiar estos prejuicios. ¿Qué hay que hacer para generar el mismo interés y la misma repercusión que hoy tiene un hombre?. Supone todo un reto y no será un cambio fácil, pero será mucho más rápido si individualmente nos concienciamos y hacemos un pequeño cambio desde la base. Empresas organizadoras de eventos y medios de comunicación, deben tener presente un equilibro a la hora de hacer una lista aunque suponga un esfuerzo para ayudar a esta tarea.

El mundo cambia pero aún no hemos llegado al escenario ideal: hablar de personas sin necesidad de especificar si es masculina o femenina. Si se conseguirá antes o después, dependerá de nosotros.