El Molí dels Avis
Hace 10 años que Rosalía la “mestressa” dejó en manos de Josep uno de sus hijos el restaurante con alguna directriz que otra: “el matrimonio debe trabajar en el proyecto juntos”, “no cojáis más mesas de las que podáis servir” y “hay que cerrar un día a la semana”. Más sabe el diablo por viejo… es una de las cosas que nos contaron Josep Margalef, el Chef y Joana su mujer, los dueños de El Molí dels Avis.
Bajamos a visitar L’Ametlla de Mar y comer en el Molí dels Avis, que hacía tiempo teníamos pendiente. Aprovechamos las Jornadas de la Tonyina Roja y así pudimos tambien ver el ambiente y las actividades que se realizan alrededor del atún, que acapara toda la atencion, de paso, de casi todas las cocinas del pueblo con tapas o con menus.
Llegamos al restaurante y encontramos una decoración rústica que incluye piezas del antiguo molino que antes ocupaba el sitio. Grandes muelas, paredes de piedra, una chimenea… Mesas de mantel de tela, un buen comedor y un arco al fondo de la sala recrean un ambiente clásico que recoge.
En El Molí dels Avis ya están habituados a trabajar este producto. Todo empieza un día hace cinco años cuando el día 3 de Mayo se hermana L’Ametlla de Mar con Japón y Balfegó empieza a organizar las jornadas del atún. La visita de japoneses provoca que por deferencia a ellos se planteen introducir algo más que la escalivada y las alcachofas como platos típicos por algún tipo plato de atún al estilo asiático, ya que hasta ese momento lo habían hecho pero en guiso.
Una vez acomodados empezamos enseguida con el menú de Tonyina Roja (atún rojo) que han elaborado especialmente para estas jornadas. Lo hacemos con un variado de pequeñas degustaciones a modo de aperitivo que acompañamos con una cerveza de arroz de Els Segadors del Delta. Chips de atún con sal de limón (una mojama), paté de atún en escabeche casero y edamames que venían servidos sin la vaina y a los que llamaron Olivas japonesas. Un pequeño picoteo del que sin duda destaca el paté, además hecho por ellos.
Continuamos con una degustación de makis de lomo y ventresca con arroz nomen especial para sushi. Una buena idea para unir las dos zonas geográficas. Tanto el maguro como el toro eran de gran calidad.
Empiezan los platos algo más contundentes y el desfile se inicia con el rey de la casa. Llamado así porque al principio, después de varias incursiones a Barcelona a algunos restaurantes japoneses para averiguar qué hacer se lanzan con el tartar de atún. Curiosamente los primeros que sirven son a los japoneses que vienen a comprar el atún, y en El Moli dels Avis, abiertos a sugerencias y correcciones por parte de los especialistas van modificando el plato hasta que llegan a esa textura y tamaño idóneo para que pueda comerse con palillos, el que más gusta y según los mismos japoneses, el más parecido al que encuentran en su casa.
Lo tomaremos con diferentes tipos de caviar, macerado en salsa de soja japonesa. Servido en un plato enfriado para que no altere la elaboración un indicador de un especial cuidado por los detalles. En el centro del tartar el atún esta algo más triturado que el encontramos por fuera. La base cebolla dulce cruda y cebollino para darle la textura crujiente, con caviar de salmón y mujo y sustituyendo el aguacate con el que suele servirse por aceite de oliva que le aporta la untuosidad. Un muy buen tartar que puede lucir con orgullo su nombre y su corona.
Continuamos con la Presa ibérica de atún a la brasa con salsa de ceps. Así lo describen en su menú, pero le falta la palabra “falso”. Algo obvio si conocemos que es la presa. De hecho aún sin conocerla, solo con ver el nombre de ibérico ya debemos sospechar. Pero su intención no es engañar a nadie, sino hacer un simil ya que el aspecto y la textura de esta parte del atún podría pasar por esa pieza del cerdo. Indudable según podéis ver en la foto. De hecho lo que comimos puede que a más de uno le cohíba, ya sabemos que manías hay tantas como personas. La falsa presa ibérica es el parte del paladar del atún. Muy tierna, se deshace en la boca y combina con una correcta salsa de ceps .
Volvemos al producto de la zona con un arroz bomba nomen con morrillo y colas de langostinos. El arroz esta bastante suelto y a mi parecer al punto de cocción correcto. Una muestra de otro de los platos que tienen fama de El Molí dels Avis: los arroces. En este caso no es un arroz caldoso, pero mantiene un buen equilibrio entre los diferentes ingredientes. Una ración correcta para un menú tipo degustación.
Rematamos con unos postres: un chupito de licor de arroz de Els Segadors del Delta y un surtido de dulces japoneses que incluían trufas de te verde y maracuyá y crujientes de chocolate y de yogur con soja y unos mochi de helado de vainilla.
En resumen, un menú que demuestra como el atún rojo puede degustarse de diferentes formas. Según la parte y la técnica de cocción se lucirá de una forma u otra. En este caso, diría que casi en su totalidad aciertan. Podría limarse alguna aspereza que otra dependiendo del gusto de cada uno, pero sin reproches hacia el restaurante. Un menú maridado con los vinos de la D.O Terra Alta, Aucalà de los que se nos olvidó hacer fotos y que mantuvieron el nivel.
El Molí dels Avis ya hace tiempo que se ha especializado en este producto y lo trabaja muy bien. De hecho, así como ellos empezaron viniendo a Barcelona a inspirarse para elaborar sus platos, ahora se han invertido los papeles y son algunos de los restaurantes de Barcelona los que se inspiran en los suyos para conseguir el éxito. Seguramente, así será. L’Ametlla de Mar bien vale un viaje para disfrutar de las actividades que se hacen alrededor del Atún Rojo. Y, por supuesto, El Molí dels Avis vuestra visita.
