La Cueva de la Tina, tradición reinventada en La Latina

Mesas barras y cocinas 16 marzo, 2018
La Cueva de la Tina

La Cueva de la Tina, tradición reinventada en La Latina

Igual que unos pusieron una pica en Flandes, otros lo hacemos en Madrid. Sin desmerecer la gesta épica y, después de casi un lustro centrados en la restauración catalana, Baco y Boca amplía horizontes y, desde ahora, también os iremos descubriendo los secretos de la restauración madrileña y la gastronomía de cualquier otro lugar al que alcancemos. En el camino, nos entretendremos degustando la riqueza gastronómica de aquellos lugares que, como ha sido hasta ahora, consigan captar nuestra atención gustativa, bien por la calidad de su producto, por su genuina elaboración o por las propuestas culinarias de la zona en cuestión.

En nuestra primera incursión madrileña hemos querido rendir tributo a aquellos que convierten sus sueños en realidad y que ponen pasión, entrega y talento en lo que hacen. Algo que no dista mucho de lo que hacemos nosotros cada día y que también forma parte del ADN de La Cueva de la Tina.

Pese a su corta trayectoria, en mayo cumplirá su primer aniversario, La Cueva de la Tina es un lugar que respira historia por los cuatro costados. Situado en uno de los barrios más antiguos y castizos de Madrid, La Latina -que recientemente ha vuelto a recuperar el bullicio que siempre ha caracterizado a esta zona-, el restaurante se ubica en una antigua carbonera de principios del siglo XVIII con bóvedas de cañón construida en mampostería de piedra y ladrillo visto.

La Cueva de la Tina

En La Cueva de La Tina huyen de las estridencias y artificios culinarios. Por su ubicación y por el tipo de público de la zona –foráneo y local a partes iguales- la comida que ofrecen es tradicional y cien por cien casera. Pero tradición no es sinónimo de simplismo o aburrimiento, todo lo contrario. En su carta encontramos una mezcla de sabores y texturas, que resulta no sólo interesante al paladar, sino también a la vista, como la ensalada Ava, un dúo de quinoa dos colores coronada por aguacate, remolacha asada a la sal, mango, crunch de kikos y vinagreta de cítricos.

Las carnes son el punto fuerte de este restaurante, hechas al punto en que las demandas, con un dominio del fuego que las deja jugosas, algo que se puede apreciar en su excelente secreto ibérico. El principal  atractivo que ofrece este establecimiento recala en que están hechas a la brasa en un horno de encina, la madera por excelencia para las carnes, ya que es muy aromática y sus brasas duran más tiempo.

La Cueva de la Tina

Así que si optas por este restaurante, no te vayas sin haber probado una de sus carnes a la brasa, eso sí, date prisa porque su carta cambia periódicamente. Pero la carta no es lo único que cambia. También lo hacen los manteles, la vajilla y las exposiciones de cuadros que decoran las robustas paredes de este lugar. Y es que La Cueva la Tina se ha convertido en una galería de arte improvisada para muchos pintores, tanto consagrados como noveles. Todo para hacer de cada visita una experiencia diferente.

Detrás de La Cueva de La Tina están Carlos Iván Vela y Macarena Arriola, pareja indisoluble en el plano profesional y personal. El restaurante no sería lo que es si fallara alguno de los dos, ya que en él han puesto no sólo su ilusión, sino también su alma. Macarena se ocupa de la gestión e Iván de la comida y ambos contribuyen a diferenciar este local entre la abultada oferta de la zona. Con este restaurante, Iván ha conseguido aunar sus dos grandes pasiones: la gastronomía y la música. Formado en los fogones segovianos –gran parte de su familia paterna se dedica a la restauración y la gastronomía-, ha trabajado en varias de las cocinas que más han sonado en los últimos años en Madrid –Ramsés, The Sexto y El Mercado de Ibiza, son solo algunas referencias-.

La Cueva de la Tina

Decíamos que ha logrado aunar su talento culinario con su otra gran pasión, la música. Y es que Iván, o Charlie Hightone -como es conocido en el ámbito musical- es uno de los referentes españoles del rockabilly de los 50’s, género que bebe de las influencias del rock and roll, el rhythm and blues o el buggy, lo que le ha llevado a actuar en escenarios de medio mundo como solista y con su grupo “The Rock It’s”, con quien ha grabado 7 discos. Ahora logra compatibilizar sus dos grandes pasiones, puesto que selecciona cuidadosamente la lista musical que acompaña a los comensales a lo largo de todo el día. También está trabajando en un nuevo concepto que presentará próximamente, Food, Vermouth & Music,  que verá la luz los domingos y que combinará el atractivo de la música en directo con una barra de vermús preparados.

Una acertada combinación para los que quieran latinear de una forma diferente.

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