Carmina: nueva vida para un restaurante con memoria
Entre los cierres de restaurantes más dolientes que ha vivido Ciutat Vella en los últimos años se contaba el de Senyor Parellada, por su apuesta por la cocina de fonda, su clientela fiel y ese ambiente casi único en medio del trajín turístico del Born de Barcelona. Por fortuna, la resurrección del local como Carmina y con el mimo del grupo Isabella’s abre una nueva etapa prometedora, pero con una imprescindible dosis de homenaje a la memoria de lo que fue un punto de encuentro barcelonés muy querido.
En Carmina se apela a la cocina tradicional catalana, con recetario parcialmente heredado de otras generaciones, pero con un añadido de ambiente moderno. Este se deja ver en la rehabilitación del espacios, con evocaciones al pasado y toques rompedores como los neones de colores flúor que coronan sus columnas.
Cuchara y tenedor
Su carta se ha propuesto defender a capa y espada la cocina de chup chup, el cuchareo que vive un momento de revalorización ny los platos ‘nostrats’ inmortales para el paladar de muchos locales. Pero también atractivos para el viajero que huye de los fogones internacionales y busca algo de esencia local.
Autóctonos y foráneos están convocados a zamparse una escudella, un fricandó, un pichón a la antigua o unos callos, sin que ello chirríe con alargar la sobremesa a ritmo de DJ y con unos cócteles a la última. Aunque la carta da también para platos más ortodoxos para paladares universales, con una buena cuota de tapas (anchoas, ensaladilla, alcachofas con romesco –al dente–, croquetas…) . Y de entrantes calientes (de los canelones de la ‘tieta’ a un tartar de trucha salvaje).
Entre los platos principales de cocina menos patria hay variadas opciones. Abarcan desde una espaldita de cordero a baja temperatura (acaso sin necesidad de la pera confitada) de perfecta ejecución, a un lenguado de mantequilla negra y alcaparras con carácter.
Del pasado al presente
Un buen solomillo, jarrete de ternera, el ‘suquet de rape’o el morro de bacalao compiten en esta franja, junto a un repertorio de arroces poderosos. Por ejemplo, de pescado ciega, de montaña a la cazuela o caldoso de bogavante. Para parejas bien avenidas en la mesa, hay otros platos que requieren dos comensales, como el chuletón o la lubina al hinojo.
El artífice de ese viaje del pasado al presente es el chef ejecutivo de la casa, Josep Maria Massó. Rememorando el histórico del local, su propuesta no solo abraza comidas y cenas sino también los épicos ‘esmorzars de forquilla’ (desayunos de tenedor) de antaño, así como una opción de bufet en ese horario.
Para Isabella’s, liderada por Marco Garí y que suma media docena de establecimientos en Barcelona (Harry’s, Julieta’s, Gala…), el interiorismo es tan vital como los sabores. Aquí la reforma es obra de Quintana Partners, que saca partido al patio central acristalado, envuelto de plantas, con pinturas originales restauradas.
Busca el ambiente de una casa colonial cubana, con mucha calidez y el plus añadido de poder ojear su cocina abierta. Y hay que alabar la íntima iluminación que arropa al cliente al caer la noche, invitándole a olvidar las prisas.
Carmina
Carrer de l’Argenteria, 37 08003 Barcelona
www.carminarestaurante.com