Vilarnau la vendimia ecológica en Sant Sadurní d’Anoia
La vendimia dio pistoletazo de salida hace poco, pero no fue más que el inicio las semanas más importantes de cualquier elaborador de vino. También lo es para Vilarnau y para su fuerte apuesta por el cava ecológico.
No es que este 2018 tenga algo diferente al resto de los años. Todos tienen su importancia, hay que estar pendientes de conocer la previsión del tiempo, vigilar los primeros jugos que nacen del fruto, controlar las temperaturas… pero también es clave saber si el racimo se encuentra en su punto de maduración adecuado, la cantidad de azúcar que puede tener y su exposición a las plagas.
En nuestra visita a Vilarnau conocemos su cultivo ecológico iniciado en 2013, obteniendo las primeras botellas en 2016. Muchas han sido las bodegas que han ido dejando atrás el cultivo tradicional y ya vemos en el mercado una gran cantidad de vinos y cavas ecológicos. En breve, por parte de Vilarnau, veremos incluso los de larga crianza a partir de 2019.
Damià Deàs, gerente y enólogo de Vilarnau, nos explica el porqué de esta decisión tomada después de una analítica llevada a cabo que demostró la baja presencia de microrganismos, bacterias y levaduras en el suelo. El suelo se estaba quedando sin vida y eso les llevó a reflexionar y a tomar la decisión de cambiar sus técnicas por nuevas más sostenibles y ecológicas aunque el resultado sea, organolépticamente hablando, poco diferente al empleado anteriormente. Se trata más una cuestión de concienciación, de forma de vida.
Su objetivo es conseguir el año que viene que todos sus cavas obtengan la certificación ecológico-vegano. Hoy, este certificado ya lo tienen en Vilarnau Rosé Delicat y Vilarnau Brut Nature, además del vino “Capricis” de Vilarnau, elaborado con Xarel·lo.
Este año la pluviometría ha permitido más humedad, algo bueno para el suelo, pero no tanto para la planta ya que también ha permitido la aparición del hongo mildiu que ha llegado a algunas de sus parcelas y que se ha conseguido controlar sin necesidad de aplicar químicos. Han empezado con su Chardonnay, que ha dado muy buena cosecha este año, con un equilibro entre azúcar y acidez ideal para los cavas de larga crianza, siguiendo con la Pinot Noir que vinifican en blanco y en rosado; la macabeu, la xarel.lo y la última, la Parellada de Montaña situada entre 500 y 700 metros de altitud, una variedad con una acidez natural muy apreciada.
Para conocer las variedades del cava no hay nada como una cata de racimos. Mediante análisis se sabrá la madurez de la fruta, pero hay otra maduración que también nos indicará el punto de cada pulpa, piel y hueso de cada variedad. Si se quiere hacer un vino o un vino base cava que esté en contacto con las pieles, es importante saber qué nos aportarán, por eso siguiendo un protocolo normalmente usado para vinos tintos que utiliza 20 parámetros y que en Vilarnau han adaptado utilizando solo 14 de ellos, consiguen saber el momento óptimo para vendimiar según la finalidad que tenga cada una de las variedades.
Se trata de un análisis secuencial en 4 fases: el grano, la pulpa, la piel y los huesos.
Respecto al grano, se analiza si cada uno de ellos es duro o elástico y su grado de deformación según la presión que se ejerza; la resistencia que ejerce el pedicelo al ser arrancado y el color (más o menos verde, dorado o rojo si la variedad es tinta).
Para la pulpa debemos tener en cuenta que hay que separarla de la piel y hacerlo en la boca, fijándonos en la facilidad de separación que existe y en si los huesos quedan con carne enganchada. También debemos tener en cuenta si es jugosa o no cuando se mastica y, obviamente, su grado de dulzor o acidez. Separar las pieles de la pulpa tiene una finalidad: poder probar la piel sola, de la que debemos observar su grosor, su tanino, si se trocean fácilmente y su acidez. Los aromas que nos aportan son básicos para conocer el grado de madurez.
Los huesos también nos darán pistas de si es el momento o no de recoger. Su color más o menos oscuro, su resistencia a trocearlos y por supuesto su amargor en boca son tres grandes parámetros a seguir.
Este análisis poco conocido para el público en general, pero habitual entre los enólogos forma parte de todo el proceso de la vendimia.
Vilarnau, desde sus comienzos en 1949 con los viñedos de “Can Petit i Les Planes de Vilarnau” ha sido considerado un cava noble. y con personalidad. Desde entonces, lejos de relajarse, han ido amoldándose a los nuevos tiempos y necesidades de un público cada vez más exigentes. Su alianza con González Byass en 1982 les ayudó a crecer en Espiells con nuevas cepas y en 2005 se inauguraron las nuevas instalaciones, consiguiendo en 2016 la certificación ecológica en la viña de Espiells. De su producción, un 70% se destina a mercados extranjeros, entre ellos, Suecia, Alemania, Inglaterra, Suiza o Japón.
Vilarnau ofrece visitas enoturísticas para grupos, con actividades para que toda la familia pueda disfrutar de un día en la viña eventos privados y corporativos que pueden consultarse en su web.