La fresa recupera su día y da la bienvenida a la primavera.
La fresa es una de las frutas que más se conoce en todo el mundo. Si bien, en muchos lugares puede que no sea originaria y no se la tenga en cuenta, el sabor de la fresa es universal y ha cautivado yogures, pastas de dientes, medicamentos o helados.
De su cultivo y de lo que supone ya no sabemos tanto. De ahí que la Unión Europea junto con el Ministerio de Agricultura e Interfresa pusieran en marcha una campaña hace tres años, involucrando a España, Alemania, y Francia como países productores con el ánimo de dar a conocer los beneficios de esta fruta, aumentar su consumo y volver a instaurar el día de la fresa, que este año será el próximo día 20 de marzo, coincidiendo con la entrada de la primavera, cuando es temporada.
Deberíamos aclarar que la fresa conocida, la que encontramos en las grandes superficies es realmente el llamado fresón. Algunas de las diferencias, son su tamaño, siendo el fresón mucho más grande es que la fresa o la temporada, siendo la de la fresa la primavera y la del fresón prácticamente todo el año.
La fresa es silvestre, mucho más delicada y tiene un sabor más intenso. De ahí que sea más escasa y solo se encuentre en zonas cercanas en las que se dé de forma natural, pues su transporte es delicado. Lógicamente, el precio de unas y otras es totalmente distinto. De hecho, el fresón como lo conocemos hoy nace como tal en el siglo XVIII en Francia, fruto de la mezcla de dos variedades de fresas diferentes, una californiana y otra chilena.
Aclarado este pequeño matiz, cuando hablamos de fresa, todos pensamos en Huelva. Una asociación totalmente lógica si tenemos en cuenta que allí se produce el 99,6 % de la fresa andaluza que supone algo más del 97% de la producción nacional. Un cultivo que mueve cifras importantes, tanto a nivel de puestos de trabajo, fijos y temporeros, como a nivel de facturación y exportación. La producción de España es grande, pero curiosamente se queda muy poca en el país. La gran mayoría marcha a Europa, principalmente a Francia, Alemania, Portugal y Reino Unido.
Si bien es cierto que la temporada de la fresa es en primavera, hoy por hoy y, sobre todo, para los cultivos, la temporada del fresón dura desde enero hasta junio aproximadamente. Esto es debido a la combinación de diferentes variedades de la fruta, siendo unas más tempranas que otras, permitiendo alargar lo máximo posible los meses en que las encontramos en el mercado.
Hemos hablado de Huelva, pero hay que decir que es en California donde todo empieza. Allí la investigación está en las semillas. Después, viajan a una zona más fría, en este caso a Ávila donde se encuentran los llamados plantones. Las condiciones climatológicas son mucho más favorables para la planta que necesita entre 300 y 400 horas de frío. Su siembra es en marzo y se recolecta en octubre. El trasplante se realiza en esa fecha en Huelva, donde las empresas agricultoras vigilan el crecimiento del fruto, lo recolectan y lo distribuyen.
Pasados aproximadamente 40 días desde su trasplante, dependiendo del clima, empieza la recolección de las variedades más tempranas. En el caso de Grufesa, una de las plantaciones visitadas, estas variedades son la Fortuna y San Andreas, suponiendo un 30% de su producción total; continuando con la Primoris y la Rociera, variedades autóctonas y pertenecientes a un programa propio de mejora para tener beneficios. Si la planta está adaptada el medio es mucho más difícil que sufra plagas. Estos estudios también tienen otra finalidad, la de conseguir variedades autóctonas estables que permitan dejar de pagar el royalti a California, ya que es de donde proviene la fresa que en su momento empezó a cultivarse en Huelva.
Del fruto en si, podemos decir que es delicado en el sentido de que la fresa no espera. Debe recolectarse madura por tratarse de un fruto no climatérico, es decir, que no madura una vez arrancado de la mata. Se busca que tenga color, que sea llamativa y que tenga aroma, pero sobre todo, que sepa a fruta, a fresa. Una de las mejores formas de distinguir si es una buena fresa es por su brillo.
A la hora de recolectar se hace una preselección según el tamaño y el daño que pueda tener la fruta, por ejemplo, algún golpe, que no ha coloreado bien o que están dañadas por pájaros. Se clasifican en 1ª categoría, que es la destinada al consumidor final mediante la distribución en grandes superficies y las de industria que van para la preparación de mermeladas y otro tipo de usos.
Pero a nosotros, los consumidores lo que nos interesa más es como conservarla o como potenciar su sabor, además de como cocinarla. Recetas no os daremos, pero en su día publicamos una bien original que os puede servir: boquerones con fresas.
Si os daremos un truco para mantenerlas en buen estado:
Revisar las fresas para comprobar que todas estén en buen esado. Si es posible, colocarlas en un recipiente plano y grande para dejar espacio entre ellas y no se apelotonen. Cuando las hayamos “ordenado” podemos taparlas con film transparente, haciendo algún agujero para que haya aire. De ahí, a la nevera. Eso si, es mejor no lavarlas ni limpiarlas hasta su consumo.