Manairó
Teníamos una asignatura pendiente con Manairó que, después de una anticipada reserva, aprobamos. Expectantes al menú degustación que nos ofrecería el galardonado equipo de cocineros, el Chef Jordi Herrera, antiguo profesor de la CETT (Escola d’ Hoteleria i Turisme) , Manel López y Roger Viñas (alumnos de la misma escuela) visitamos el restaurante con grandes esperanzas.
Traspasamos las puertas oscuras que impiden ver qué hay más allá y encuentramos un interior sencillo, con sofisticada decoración que se aprecia nada más entrar al vestíbulo, un recibidor que permite conservar la intimidad de la sala comedor, y donde se hace la recepción de los comensales. Sofás, una gran lámpara, atrayentes esculturas de Rosa López y una combinación elegante de colores es un anticipo del buen gusto de este restaurante.
Recepción
Mesas vestidas hasta el suelo, amplias para el confort del cliente, servicio completo y luz en su punto,
Mesas
La recepción es de gran cordialidad, confirmando que nos esperan comprobando la reserva, acompañándonos a la mesa donde tendrá lugar el desfile esperado. El Menú degustación constaba de 10 platos incluídos entrantes, platos principales y postres, y el maridaje sugerido para cada uno de los platos. Así que, sin más preámbulos, empezamos con la pasarela:
Para empezar, sirven un cava. Acompañamiento cada vez más habitual en las comidas, bebida de la que se van descubriendo grandes maridajes impensables hasta ahora. Muy fresco, se deja beber con agradecimiento.
Muntanyes Maleïdes
Muntanyes Maleïdes, es un cava embotellado especialmente para Manairo, de Torrella del Foix, y será el novio de los entrantes.
Empezamos con un Paté de sardinas a la brasa.
Paté de sardinas a la brasa
Servido en cuchara, y en una escultura asemejando unas ramas, un suculento bocado fiel al original ingrediente, colma el paladar del característico sabor de la sardina, muy potente. Primera exquisitez!
En la misma original estructura, como si de nidos se tratase, gozamos del segundo entrante: una esferificación de Vissichoyse. No habíamos probado aún esta técnica y es extraordinaria. Una explosión de sabor, literalmente: una sensación que tenéis que experimentar sin duda.
Esferificación de Vissichoyse
El siguiente plato podría tener su base una sencilla tapa de patatas bravas pero, claro, de Estrella Michelín: Coca de patata con alioli suave. Servidas en pizarra, unas virutas de patatas, exquisitas, nada aceitosas, junto con un alioli suave, tanto, que era un chupito más que una salsa. Gustosísimo. El matiz del ajo se acoplaba a las patatas crujientes, haciendo de algo tan sencillo un refinado bocado.
Coca de patata con alioli suave
Alioli suave
Ensalada de bonito ahumado con perlas de Izaguirre fue el siguiente plato que pudimos degustar. El toque ahumado le daba un sabor especial asombroso, muy aromatizado, que inundaba la boca. La ensalada era un plato más colmado. En una alargada bandeja, un mosaico de salmón, perlas, brotes y gotas de salsa coloreaban la mesa. Delicioso.
Ensalada de bonito ahumado al momento con perlas de Izaguirre
Cambia el maridaje para el siguiente plato y llega Gran Cardiel, Verdejo-Viura, una mezcla de vinos donde se ensalzan las cualidades de cada uno. Sorpresivo coupage que no había probado hasta ahora y que anoto como una opción a tener muy en cuenta. En este caso, un vino afrutado, pero poco ácido con un muy buen dejarse beber.
Gran Cardiel
Para el cambio de vinos, nos deleitan con una Croqueta de Pollo Rustido con Aceite de frutos secos y Samfaina. ¿Cómo de una croqueta se puede llegar a esta maravilla?. De por si son buenas, las croquetas de mil sabores y siempre socorridas, pero igual que la coca de patata, la evolución de platos cotidianos hacia la extravagancia más extrema es lo que garantiza el éxito de estos restaurantes. Cremosa, apetitosa, crepitante… una sorpresa más que ya no debería ser tal sabiendo dónde estaba.
Croqueta de pollo rustido con aceite de frutos secos y samfaina
Su aspecto es de una gamba con gabardina algo adulterada más que de una croqueta, pero la elegancia de su sabor es comparable con pocas cosas. Llamada croqueta porque así lo describía en la carta, a ciegas no la hubiéramos definido nunca como tal.
Prosigue la cavalgata con uno de los platos que más sabrosos nos parecieron, seguramente por sus ingredientes y su perfume: Ravioli de foei con espuma de trufa y aceite de café. Suelo escoger platos a la carta por sus nombres, por el gancho de sus ingredientes y este hubiera sido uno de aquellos que, al verlo hubiera escogido seguro.
Ravioli de foie con espuma de trufa y aceite de café
Es muy difícil describir este plato: tres poderosos sabores mezclados en una proporción equilibrada: siendo todos tan fuertes no se anulaban entre ellos, logrando una mixtura de todos ellos con cada cucharada. Un plato elegante, perfecto, único. Merecedor de cualquier paladar que se precie. Impresionante.
Cambio de tercio en el vino: pasamos al tinto. Un Syrah, una uva recia y profunda, en este caso un Tinto campo de Borja. Solo 10: redondo y con cuerpo, gran vino!
Solo 10
Con el cambio de vino llega uno de sus platos más famosos: calamares a la romana de huevos fritos con morcilla de cebolla. Su aspecto: unos calamares a la romana, bien hechos y crujientes, redondos, con buen rebozado y del día. La realidad: unos huevos fritos, en su punto.
Calamares a la romana de huevos fritos con morcilla de cebolla
Acompañados de morcilla de cebolla desmenuzada y unas patatas, al clavar el tenedor, no encuentras el esperado calamar, sino que se vierte la yema del huevo mezclándose con el resto de ingredientes.
Para hacer este magnífico “huevo frito” la técnica es sencilla: usan la congelación y así pueden manipular. Algo muy simple, pero seguramente esta simpleza realza su singularidad, pues además de la inusual forma de servir unos huevos fritos, la fritura era perfecta y estaba, nunca mejor dicho, de mojar pan!.
Continúa el festín con el plato de carne que incluía el menú. Un mar y montaña, gran combinación que resultaba un placer más: Mini Hamburguesa, Butifarra de Perol y Vieira. ¿Cuál de los tres eliminaría?: ninguno.
Mini hamburguesa, butifarra de perol y vieira
Un trío de ases, para ganar cualquier partida, una cocción perfecta, el punto idóneo para saborearlo. El último bocado que cierra el menú de los platos principales. De todos los descritos, es muy difícil hacer alguna recomendación. A estas alturas del combate, en las que estás a punto del K.O. te rindes a los postres para besar la lona.
Un cóctel a modo de postre, servido en la copa para tal fin es el primero de los dos que están incluídos en el menú.
Caipiriña
Servido en la copa para tal fin, un coctel helado, muy refrescante. Ácido, pero no en exceso y la cachaça notable (entiendo que lo era, porque sinceramente, no tengo paladar para los destilados, pero es el ingrediente original del cóctel nacional brasileño). Pero lo más divertido del postre es que tal y como es servido no debe tomarse: primero hay que mezclar las dos partes: el alcohol con el hielo y, por el color, el azúcar moreno por un lado y la lima entre una mouse helada y una crema fría. Dos, tres vueltas máximo para luego comerla a cucharadas. Buenísimo, era perfecto aligerar, si se puede decir así, la comida.
Y la guinda final, el último postre. Una vez más un clásico, como los “huevos fritos”, la “hamburguesa” o las “patatas con alioli”: una torrija, un postre muy nuestro.
Torrija de Santa Teresa con helado de yogur y crema de limón
No iba sola: un helado de yogur suavísimo y la crema de limón le daban frescor. Nada pesada, dulce y acorde a su acompañamiento, consiguió redondear el festín que desde Manairó nos ofrecieron.
En resumen, un puzzle extraordinario de piezas que van encajando para configurar un menú degustación que deja huella por la calidad del producto, por la originalidad, por el buen maridaje y por el servicio, en todo momento atento a cualquier gesto de los clientes. No se puede dejar ninguna pieza fuera, quedaría incompleto. Cada uno tiene su papel, su sitio y allí están para poco a poco ir construyendo la obra final.
Manairó, un lugar para disfrutar de la gastronomía, imprescindible en cualquier agenda de Barcelona.
Sandra Pavón
Buenísimo! Qué hambre me ha entrado, un menú diferente y no menos apetecible que el que yo comí, me hubiese encantado comer el pescado y las patatas, tampoco hubo cambio de vinos así que aún siendo parecido, totalmente distinto, felicidades por el post!
Baco y Boca
Gracias, como te comenté teníamos platos diferentes, pero seguro que todos estaban buenísimos!!
twoleavestea
Todo suena muy apetecible, pero la verdad, lo que me ha convencido es el cóctel helado. Será porque se llama caipirinha? :D
Baco y Boca
el nombre es inspirador... es muy difícil quedarse sólo con uno!
r
He ido hoy. Simplemente espectacular. La degustaciones estan perfectamente equilibradas
Baco y Boca
Nos alegramos de que te haya gustado!
Josep Maria
La semana pasada repetí el menu degustacion, siendo la segunda experiencia un tanto diferente, no correspondía el menú de oferta con la realidad, faltaban varias degustaciones, camareros desbordados sufriendo falta de atención, comida bien elaborada, pero me lo pensaré antes de volver, la verdad
Baco y Boca
Ostras, que mala suerte ¿no?. Igual les pasó algo, porque no lo veo muy normal. La verdad, nosotros no hemos vuelto, pero no por nada, porque nos gustó mucho, sino porque tenemos una lista muy grande!! Lástima
Gran Final de la “Tapa de l’Any” | Baco y Boca
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