Restaurante Pla: 20 años en el Gótico
Restaurante Pla acaba de cumplir 20 años. ¿Puede decirse qué es un clásico si lleva 20 años con las puertas abiertas?. O, mejor ¿qué debe tener para considerarse un clásico?
Cuando diferentes personas hablamos de “un clásico de Barcelona” seguro que comportará algunos puntos en común: un sitio que lleva tiempo abierto, que goza de cierta buena fama y que es conocido por un público bastante amplio. Que luego ya sean 5, 18 o 35 años de apertura los que sean un mínimo a exigir para tener la categoría es otro cantar.
Nosotros si lo consideramos clásico basándonos en lo que podríamos llamar “descripción popular”: lleva tiempo abierto, es conocido y goza de una buena reputación. Se ha mantenido firme, con una cocina difícil de describir y que, aunque busca una identidad propia, ha permanecido atento a la evolución que ha sufrido el gusto de sus clientes para adaptarse a él, sin que eso haya supuesto caer en modas más o menos efímeras. Una posición difícil que hasta ahora ha sabido salvar.
A Jaume le surgió la oportunidad de coger un local en Barcelona. Lo que hubiera sido un obstáculo para muchos, su ubicación, no lo fue para él. Más bien, supuso todo lo contrario. El 8 de febrero de 1998, aún cruzaban coches por la calle Bellafila, se veía alguna que otra aparatosa huída y al amanecer se encontraban los estragos de la noche junto con objetos no demasiado salubres por las aceras. Pero Jaume no se amedentró y abrió Pla.
Después de 20 años abriendo única y exclusivamente por la noche, Pla juega ahora el as que tenían en la manga desde hace tanto tiempo para adaptarse a su público de toda la vida y abre los mediodías. Quizá esos años pasados sean la excusa para adaptarse a las nuevas costumbres de su clientela, antes más jóvenes, con menos ligaduras y más noctámbula, que hoy pide comidas en lugar de cenas para poder compartir con toda la familia o siente menos pereza para salir por el día. O quizá sea una fórmula para vencer una situación político social que hace meses afecta a la mayoría de restauradores, sobre todo, los ubicados en el centro de Barcelona.
El motivo no será solo uno y no es importante porque lo que ha mantenido tanto tiempo vivo a el Pla ha sido su cocina, que continúa con su peculiar estilo sea la hora que sea. Un estilo que surge de cierta improvisación, entendida como una cocina no demasiado meditada, que se ha basado en el producto bien presentado y que surge de una mezcla de una parte de instinto, una parte de sentido común y una parte de experiencia.
Cuando lo visitamos en su momento lo describimos como cocina de raíces que parece que seguir manteniendo mediante platos donde se mezclan sabores internacionales. Es posible que bajo esa premisa nazca el menú degustación que se servirá durante este mes de febrero llamada “20 años desde el Mediterráneo al resto del mundo”.
En el encontraremos platos como chips de boniato, yogur e ibérico o virutas de paletilla ibérica con pan con tomate para empezar y servidos para compartir.
La degustación sigue con platos tan característicos como la zanahoria, a la que siempre parecen sacar el máximo provecho, servida con saúco y rábano picante o con unos cogollos con oliva negra y yema de huevo. Un carpaccio muy poco habitual, de gamo, introduce la carne y una caballa con aguacate y cebolla crujiente el pescado. Arroz de guisantes, jamón de pato casero y calçot o la posibilidad de hacerte un taco con lima a la brasa y cebolla a la diabla son otras de sus opciones saladas. Unos platos que surgen de una selección que nos llevará de viaje durante estos 20 años a los que Andrew Smith dará su toque personal en los fogones. Para acompañarlos en la copa, Damien Aubry nos aconsejará siempre cuál será la mejor opción.
El menú degustación que se servirá durante este mes tiene un precio de 35 Euros, bebida incluída. Pero si prefieres un menú normal, su apertura a mediodía incluye esta opción, además de su carta. El menú diario tiene un precio de 14 Euros y está compuesto por ensalada del día, una opción de carne, pescado o vegetal a escoger, postre, pan y agua.