Roig Robí
Había leído varias reseñas en prensa sobre este restaurante, era uno de los que hasta ahora, formaba parte de la lista de pendientes desde hace tiempo. Tenía especial interés por todo lo que había leído sobre su cocina, su ambiente y su servicio y lo seguía por su newsletter en el que me iba informando sobre sus menús de temporada. Por fin he podido ir a visitarlo.
En la tranquila calle Sèneca en el número 20 , al lado del bullicio de Rambla Catalunya y Paseo de Gracia se encuentra Roig Robí: nombre que significa “Rojo Rubí” en honor al vino. Un restaurante donde encontraremos una cocina típica catalana de nivel con toques de innovación que la actualizan y enriquecen sin perder la esencia del plato original. Mercè Navarro y su hija Imma son las encargadas de personalizar con tanto gusto los platos desde la cocina y Joan es el gran anfitrión que se encarga de la recepción de los clientes. Llevan ya más de 30 años con sus puertas abiertas, escogiendo la materia prima más delicada para la elaboración de sus cartas. De cada lugar, lo mejor, elaborando así menús especiales de temporada con garantía de buenos resultados.
Nos adentramos en un local muy local cuidado, elegante en la decoración con tonos ocre predominantes, iluminado de forma indirecta, con lámparas de pared y pie, y con un patio exterior exquisito con luz más tenue que nos adentra en un ambiente distendido que invita a hacer de la comida un momento de regocijo para el resto de sentidos además de los protagonistas: el gusto y el olfato.
Interior Roig Robí
Un cuidado ajuar de buen hilo visten las mesas hasta el suelo y una vajilla y cubertería elegante complementan los servicios.
Patio interior Roig Robí
Fuimos aprovechando uno de sus menús de temporada llamado D30, el de este mes de Julio, menús que podéis ir consultando en su web o bien mediante suscripción a su newsletter. Se ofrecen para elegir 6 primeros, 5 segundos y 3 postres de elaboración propia. Nos recibieron con amabilidad acompañándonos a la mesa reservada en la terraza, donde nos encontramos con las cartas esperándonos, cubiertas de papel hilado blanco, junto con una gruesa carta de vinos, ésta de color “roig robí”, que nos desenmascara una bodega selecta y abundante donde elegir .
Antes de entrar al menú, mientras que nos servían la comanda, era de esperar en este restaurante el detalle del aperitivo, ese previo anuncio de lo que nos espera… En este caso, fuimos obsequiados con un chupito de vichyssoise (curioso origen de esta crema) acompañado con una minipizza muy ligera, con masa de hojaldre, que, al llevar queso, no pude saborear. La verdad es que esto del queso me priva de bastantes cosas. Lástima :-(.
Aperitivo minipizza y vichyssoise
Minipizza
La carta de vinos era muy extensa y variada, todos buenos vinos, pero nosotros continuamos en la línea del vino blanco. En esta ocasión, nos decantamos por un D.O.Rias Baixas: Fillaboa: un vino afrutado y fresco, suave y ligero de beber. La verdad, es que un buen Albariño pocas veces falla. Con la temperatura ideal, fue el acompañante idóneo para los platos que pedimos, del primero al último. Buen vino.
Fillaboa
Después de los aperitivos nos preparan ya la mesa a la espera de los platos del menú, sirviéndonos unas rodajas de un sabroso pan, aceite oliva y sal maldon para aderezarlo. Pocas cosas hay tan simples y tan buenísimas como un buen trozo de pan con aceite y sal. Y si, además, los tres son de calidad extraordinaria, el trío es de lo mejor!!. Por suerte, este servicio nos lo trajeron prácticamente al mismo tiempo que la comida. Y digo por suerte porque en otras ocasiones que se ha servido con demasiada antelación es imposible no sucumbir a la tentación, y empezar a picar y a picar y a picar el pan con aceite, y cuando llega la comida ya no hay!
Entre los entrantes, ya estudiados previamente para ir preparando el paladar, elegimos lo que nos pareció más atractivo por la combinación de sabores. Empezaremos por un seductor Hummus (ojo, con confundir con humus!) con pulpo. La combinación me pareció muy atractiva, por sabor y por textura. Una cama de esa crema de garbanzos, suave de sabor, sostenía las rodajas de pulpo exquisito y tierno, pero no en exceso para no perder la textura caracterítisca. Sólo a la vista ya resultaba tentador para hincar el tenedor.
Hummus con pulpo
Y al hacerlo, el aceite y el pimentón del pulpo aderezaban el hummus que le servían a su vez de aliño, sin recargarlo ni resultar aceitoso. Delicioso.
Detalle de hummus con pulpo
Otro entrante que compartimos fue una terrina de pies de cerdo con vinagreta de lentejas. Los pies de cerdo, como un fiambre, bien cortados y unidos por su gelatina estaban condimentados con unas lentejas frías que casaban a la perfección.
Terrina de pies de cerdo con vinagreta de lentejas
Aún siendo un plato frío tenía la temperatura ideal para saborear todos sus ingredientes. No puedo definir exactamente si se trata de una ensalada de lentejas o unos pies de cerdo combinados con unas lentejas y un buen aliñ. En cualquier caso, fue un acierto.
Terrina de pies de cerdo con vinagreta de lentejas
Los dos principales fueron de pescado. Lo que había leído de este restaurante habían sido siempre halagos en general, pero en concreto hacia los platos marineros y arroces. Así que de los cinco que había en el menú, dos de carne, y tres de pescado nos encontrábamos en la disyuntiva de elegir entre tres: dejamos el tartar de atún, que era uno por los que nos habíamos decantado y lo cambiamos por un plato con el nombre del restaurante, por probar una exclusividad.
La merluza Roig Robí, se encontraba escondida entre un nido de calabacín crujiente que la cubría. Un plato fino y vistoso compuesto por una porción de merluza descansada en una salsa de tomate, servido con esmero y cuidado.
Merluza Roig Robí
Tanto la capa crujiente de tiras de calabacín fritas como la porción de merluza en sí encajaban para proporcionar una mezcla de sabores equilibrados y gustosos, un plato bautizado con el nombre de la casa que está a la altura de este gran restaurante. Sin dudarlo, hay que probarlo.
Merluza Roig Robí
Cazuela de cola rape y langostinos fue el otro plato saboreado. Una cola de rape de carne tersa y dos buenos langostinos componían este guiso típico marinero. La frescura de los productos, tanto de este plato como del anterior se notaba en la consistencia.
Cazuela de cola de rape y langostinos
Un buen sofrito, base de este plato servía para salsearlo y darle más sabor. En este caso debo decir, que aunque el pescado estaba riquísimo, para mi gusto la cebolla confitada aportaba demasiado sabor. Quizá un poco menos de este ingrediente, o no tan dulce le hubiera dado una posición menos destacada. Tomad esto como una opinión, por supuesto. En cualquier caso, un manjar más que no debéis dejar pasar. Los langostinos que acompañaban el rape eran de gran tamaño, redondeando la ración en su cantidad justa.
Y ya nos vamos al rincón de los dulces: los postres. Tres posibilidades de postre casero a escoger, descartamos uno de coco por ser lo que menos nos gusta y nos quedamos con los buñuelos de crema y la crema de yogur con sorbete de albaricoque.
Buñuelos de crema
Los buñuelos eran dos unidades grandes, dorados en su punto, rellenos de una crema pastelera exacta: ni tan líquida como para que se desmontara el buñuelo ni tan compacta como para poder dejarla de llamar crema. Estaban espolvoreados con azúcar glass, pero no resultaban ni excesivamente dulces ni aceitosos. Buenísimos.
Crema de yogur con sorbete de albaricoque
Un cremoso yogur sin ápice de acidez envolvía el sorbete de albaricoque, bañado con un suave sirope hacía de este postre una delicia magnífica para redondear el menú. Muy refrescante y ligero, saciaba la necesidad de ese punto dulce que cierra la comida.
La experiencia en Roig Robí, donde además de los Menús D30 ofrecen un menú degustación, es muy recomendable para cualquier ocasión: desde una comida de negocios hasta una cena romántica, en un ambiente permisivo a la discrección en cada mesa, podréis disfrutar de una cocina exquisita, de productos frescos y de calidad que difícilmente decepcionarían a cualquier comensal. Roig Robí pasa ahora de la lista de los pendientes a la lista de los fijos.
Si lo visitáis, no olvidéis decir que lo habéis visto en Baco y Boca 🙂
Sandra
Qué buena pinta!!!! Tomo nota para mis futuribles!! Gracias!!
Lui
Si, es un buen restaurante, con un ambiente exquisito y de los que a ti te gustan... romántico!