Una guarnición diferente: zanahorias con sésamo
No sé a vosotros, pero a mi me pasa a menudo que no sé que guarnición poner a un plato para completarlo. Siempre se acaba recurriendo a las patatas, ensalada, champiñones…lo de siempre. Buscando opciones y apañándome con los ingredientes que tenía, probé una guarnición diferente con zanahorias. Es fácil de hacer, rápida y apta para todos los públicos. Os explicaré cómo la he hecho y las cantidades de los ingredientes, pero ojo, recordad que las recetas que os vaya pasando, a no ser que sea algo muy concreto, tendrán que ser “personalizadas” por vosotros y adaptarlas a vuestro gusto. Tenéis que echarle siempre un poco de imaginación, improvisar y compartirlo, así las mejoraremos.
Bueno, al grano. Necesitamos zanahorias, semillas de sésamo (o ajonjolí) ajo y agua o caldo, y claro, aceite y sal. La proporción que utilicé fue: por cada zanahoria grande un diente de ajo y una cuchara de semillas de sésamo. Dependerá si a vosotros os gusta más o menos un ingrediente para poner más o menos cantidad. Yo no tenía caldo, así que recurrí a la siempre socorrida pastilla de Avecrem para potenciar el sabor, porque realmente de agua sólo hay que cubrirlas. Cualquier potenciador de sabor o concentrado puede valer.
Cortamos las zanahorias en juliana, como si fueran patatas (algo que nos puede ayudar si hay niños “malcomedores” diciéndoles que son patatas naranjas), y picamos el ajo como queráis: si os gusta notarlo, fileteado. Sino, pues picado. Incluso si no queréis liaros mucho, podéis machacarlo en un mortero, pero tened en cuenta que se pasará por la sartén, o sea, no lo majéis demasiado.
Zanahorias cortadas
Semillas de sésamo
En una sartén se calienta un poco de aceite, para saltear, y ponemos lo justo para hacer el ajo. Si lo habéis cortado pequeño, echad al mismo tiempo las semillas de sésamo. Si es fileteado, darle primero un toque a los ajos y cuando pasen un par de minutos, echad las semillas. Un par de minutos más y añadimos las zanahorias y salamos y durante tres o cuatro minutos, subiendo el fuego, las salteamos para que se mezclen los sabores y añadimos el caldo o el agua con el aderezo que tengamos. La cantidad es nada, mínima, cubrir el fondo de la sartén. Bajáis el fuego un poco, si queréis tapáis para que se concentre el calor y dejadlo cinco minutos. A partir de ahí, tenéis que estar al tanto y dependiendo de la textura que queráis, darle más o menos tiempo y añadirle un poco de agua si es necesario. Yo las prefiero más que crujan que no que se deshagan, pero eso, como casi todo, es cuestión de gustos. Como están cortadas tampoco necesitan demasiado tiempo.
Otro día quiero probarlas añadiéndole salsa de soja en vez del caldo, o un poco de vino blanco, así no se complica el plato. También puede quedar bien ponerle calabacín si tenéis por ahí, poner un poco de pimienta negra. Ya os contaré, pero recordad que se aceptan sugerencias!
Bon profit!
Anónimo
Eres toda una cocinillas Luisa, habrá que probarlo :-).
Lui
Hombre, pues claro, y cuéntanos que tal!!!
Anónimo
Patatas Naranjas ???????