Volta: sabor y técnica laten en el restaurante del Hotel Borneta de Barcelona
Haciendo honor al nombre del barrio barcelonés del Born, hace apenas unos meses que abrió la persiana Borneta, un hotel que encandila por su personalidad, calidez y diseño. Se trata del debut de la nueva marca hotelera Miiro, que el año pasado se estrenó en la capital catalana y en París, y que prevé más aperturas durante este 2025. Entre sus mantras está la conexión con la cultura local, algo que han llevado también a los fogones de Volta, su atractivo restaurante a pie de calle.

Con capacidad para 160 personas, y presidido por los Porxos de Fontserè, su nombre alude tanto a esa ‘volta catalana’ o curva arquitectónica identitaria como al verbo catalán ‘voltar’ (caminar o recorrer), que aquí puede aplicarse a su gastronomía. La cocina está liderada por Andrea De Benedictis, que ya dio muestras de su talento en el exitoso Cecconi’s, y que ahora ha dado coherencia y cuerpo a la propuesta de Volta en pocos meses.

Su recetario se basa en un recorrido mediterráneo que abarca a Italia, Francia, España y el norte de África en recetas, pero que se rinde al producto de proximidad. Así la carne viene sobre todo de Girona, el pescado de Palamós o puertos cercanos, y las hortalizas se seleccionan diariamente entre productores ecológicos cercanos que envían fotos de las piezas del día .
Talento a la vista
Y con esa filosofía, De Benedictis despliega su talento en un escenario a la altura. El restaurante se compone de distintas zonas, incluso con área de comedor privado. Y aunque la carta ofrece argumentos sobrados para repetir visita, nosotros probamos la experiencia Chef’s table, donde no solo se degusta sino que se asiste a la preparación.

Volta cuenta con cocina abierta, pero solo desde sus seis taburetes de barra puede disfrutarse en primera fila de observar cómo trabajan el chef y su equipo. Supone dejarse guiar por lo que prepare el cocinero jefe, en base al mejor producto del día y a una armonía de platillos que desfilan para disfrute del comensal (ver precios al final).

Pudimos probar las Ostras Fine Claire n.2 fritas con tres panes gel de vinagreta cítrica (lima, naranja y mandarina), una sorprendente explosión en la boca, que juega con las texturas y redescubre el molusco. Le siguió también en formato de bocado el Milhojas de pan, pimientos marinados, sardina ahumada y mantequilla de perejil casera que combina dulce, ahumado y salado con elegancia (en carta por 4,5 euros la unidad). Hay que resistir la tentación de pedir una segunda pieza…
Festival de producto y presentación
Una de las estrellas del repertorio ese día fue el Huevo orgánico, espuma de patata, setas y trufa negra (13€). Está cocido a baja temperatura y la base de setas llevaba en esa ocasión ‘rossinyols’, trompetas y lengua de vaca. Al romper el huevo con la cuchara, la mezcla de todos los ingredientes en boca es bestial.

Le siguió su Cangrejo blando con mayonesa de azafrán. Es el cangrejo pescado cuando cambia de cáscara y por su “piel suave” –como define el chef– se puede comer completo. Ellos lo fríen en tempura ligera de agua con gas y harina y luego lo sirven con la mayonesa y pimentón dulce. Estalla en boca.

Ensalada de remolacha, gorgonzola y nueces.
Para limpiar un poco el paladar antes del asalto de principales, fue perfecto probar la Ensalada Volta de remolacha, gorgonzola y nueces, recién incorporada a la carta e imprescindible. Suma tres remolachas (roja, rosa y blanca) cocidas en diversas texturas (cruda, cocida, encurtida) y añade raíces de temporada como rábano, que se aderezan con vinagreta de mostaza y miel.
Poderosos principales

Imposible cenar con un chef italiano sin que asome algún plato de pasta. Aquí optó por los Culurgiones con pecorino, patata, menta y trufa. Se trata de un plato típico de Cerdeña, un tipo de raviolis con forma de espiga, muy consistentes y rellenos con patata, menta y pecorino, que incorporan crema de tupinambo y de pecorino, rematados con trufa blanca.

En un nuevo pase De Benedictis fusionó mar y montaña. Una Cococha de bacalao al pil pil, terminada con un toque de vino blanco, de patata y demi-glace de pollo. Para tomar como un bocado perfecto. Por último, llegó el majestuoso Ossobuco con tuétano y apionabo. Se prepara en terrina y se acompaña con el hueso con tuétano y la crema de apionabo. La salsa es una demi-glace reducida con naranja. El resultado, una vez se enlaza todo en la cuchara, es una bomba de sabor y una lección de equilibrio de intensidades, que desborda técnica.
De postre alcanzamos a probar la Tarta de queso y coulis de cereza, deliciosa y cremosa, aunque el chef asegura que hay que volver para devorar la Textura de chocolates con avellanas y frambuesa.
Pese al corto historial de Volta, puede presumir también de un servicio de sala esmerado y que hace sentir a gusto al cliente. La carta de vinos está elegida con cariño, es corta pero amplia de miras: del territorio a los países que influencian sus fogones. De los caldos (catalanes) de la casa a partir de 29 euros, hasta joyas como un Vizcarra Torralbo 2021, y algunos franceses rutilantes.
Opciones y precios
Volta puede disfrutarse a la carta o con la experiencia Chef’s Table, que se puede ajustar a los gustos del cliente, a partir de 80 euros. Como base, cuenta con las opciones de 8 platos por 80 euros, que incluye 6 platillos pequeños, 1 pre postre y 1 postre; o con la de 10 platos por 100 euros, que incluye 8 platillos pequeños, 1 pre postre y 1 postre.
Otras dos excusas para acudir a Volta son su resultón menú de mediodía a 20 euros, y el nuevo brunch dominical a 45 euros con un cóctel incluido. Porque no hay que dejar de asomarse al bar anexo que completa la oferta, con coctelería de autor que redondea cualquier velada.
Volta . Abre a diario
93 547 87 00
reservations@voltabarcelona.com
Passeig de Picasso, 26 – 08003 Barcelona