Bedda Madre: la Sicilia que se come — y se siente — en Castelldefels
Hay lugares donde uno va a comer o a cenar… y luego está Bedda Madre, donde una viaja. No hace falta coger un vuelo, ni maleta: basta con cruzar la puerta del nuevo restaurante del Grupo Dolcevita Gusto Italiano —abierto este pasado noviembre en la Av. Constitución 89 de Castelldefels— para que el Mediterráneo te envuelva con ese abrazo cálido que Sicilia domina como nadie.
La esencia de Sicilia, bocado a bocado
Porque Sicilia no es solo una isla italiana: es una forma de cocinar, de vivir, de mezclar culturas. Y en Bedda Madre esa mezcla se respira desde la carta, diseñada desde el amor a la tradición, a la cocina de “la mamma”.

En cocina manda el chef Gaspare Citarrella, siciliano de técnica fina y memoria generosa. Es él quien reivindica que la cocina de su tierra es “fusión” desde antes de que la palabra se pusiera de moda: influencias árabes, españolas, griegas, normandas… Una historia que aquí se mastica, literalmente.
Y en su terreno no hay atajos: quesos y embutidos sicilianos traídos directamente; pistacho de Bronte, verde y fragante; almendras; pasta artesanal…

Platos que cuentan historias
Un cartel luminoso de la sala de Bedda Madre lo advierte: “Un siciliano no te dice te amo, te cocina”. Y el chef de la casa lo hace al más puro estilo de su tierra natal.
El comensal debe saber que “su dieta va a sufrir” (tal y como irónicamente se presenta la carta), porque en Bedda Madre, “se empieza poco a poco -tal vez-” (entrantes), luego “la cosa se pone seria” (primeros), para catar la “reina de la mesa” (pizzas) y comprobar que “el paraíso existe” (postres).

Así, hay entrantes absolutamente de locura, como el favorito de Emmanuele, los “Mangia e Bevi” (una cebolleta envuelta en panceta), que ha rescatado de los mercados de Palermo y que conecta la tradición siciliana con el calçot catalán. Destacan también, los arancini rellenos a mano (100% street food siciliano); o las bravas sicilianas, las “cazzilli palermitani”, una enorme patata frita con salsa de ajo y pesto de pistacho.
La “cosa se pone seria” con el plato estrella de la coquinaria siciliana, reflejo fidedigno de su mezcolanza de culturas: el cuscús de pescado real. También se pueden saborear platos tan caseros como los “anelletti” al horno rellenos de ragú de carne, mozzarella, guisantes y queso caciocavallo; o los canelones con crema de brócoli, queso caciocavallo y miga de pan salteada; o los spaguetti al fuego, con ese picante que le da tanto carácter (para llorar de felicidad).
Más de una docena de pizzas aspiran a ser las “reinas” de la mesa, para preceder a las puertas del paraíso del dulce. Porque Sicilia es para los golosos un auténtico edén, y Bedda Madre una muy buena sucursal… (o no). Aunque más que entrar al paraíso, lo que se propone es pecar con postres como el Biancomangiare, el bocado dulce más tradicional de Sicilia; o el icónico cannolo siciliano relleno de ricotta fresca dulce; o la delicada cassata siciliana en copa. Platos, sugerencias y bebidas (también 100% italianas) que recomienda, sugiere y sirve con maestría el director del establecimiento, Gianluigi Federici.
Un restaurante que se mira y se escucha
Bedda Madre no solo alimenta: despierta los cinco sentidos. El local es un estallido de color que recuerda a Palermo al mediodía: azulejos sicilianos, cerámica inspirada en Caltagirone, artesanía mediterránea y un diseño que no pide permiso para seducir.

Entre los detalles más fotografiables:
- Un mural del artista Daniel Pintos, vibrante y contemporáneo.
- Ilustraciones del siciliano Raffaele Villarusso, escondidas en rincones tan inesperados como los baños.
- Mensajes positivos que te reciben en la entrada y te invitan a soltar “los malos pensamientos” antes de sentarte.
Es un espacio que mezcla tradición con juego y picardía. Que no teme al color ni a la exageración —porque la exageración también es Sicilia.
La filosofía de una casa que cocina con memoria
Detrás del proyecto está Emmanuele Stevanato, fundador del Grupo Dolcevita Gusto Italiano, quien ya ha conquistado Barcelona con su homenaje a la Nápoles de los años 80 con Número Diez. Ahora, con Bedda Madre nos invita a viajar hasta la isla más carismática de Italia, porque en Sicilia —y en Bedda Madre— cocinar no es un acto técnico: es un acto emocional.

“Desde que llegué a Barcelona tenía en mente abrir un local dedicado a Sicilia, a sus sabores, aromas y colores, de los que soy un amante indiscutible. Quería seguir con la filosofía del grupo de brindar aquí la cocina más auténtica, la de ‘la mamma’, pero también la cocina de las calles, la de los carritos tan típicamente sicilianos”, subraya Emmanuele Stevanato.
Un salto a la madurez
Con Bedda Madre, el Grupo Dolcevita Gusto Italiano da un salto a la madurez. “Fuimos jóvenes con las trattorias y pizzerías; con Bedda Madre damos un paso adulto, más profesional, más gastronómico. Queremos enaltecer la cocina desde la estabilidad y desde la madurez”, resume Stevanato.
Y es que, el nuevo local propone una propuesta gastronómica más cuidada, donde se respeta el producto —elegido directamente por Emmanuele de proveedores de la isla— y se eleva mediante elaboraciones que muestran la tradición y también la evolución natural de la cocina de la isla.

Porque nada en Bedda Madre es casual, ni su nombre: en Sicilia, Bedda Matri es una exclamación popular que significa “¡Madre mía!”. Una mezcla de sorpresa, cariño y exageración. Esto es lo que Emmanuele quiere que cada comensal se lleve tras pasar por su restaurante. “Espero que nuestros clientes se vayan del local sintiendo que, por fin, han encontrado un pedacito de la Sicilia más auténtica, un lugar en el que pueden confiar no solo por la comida, sino por el servicio, por el cuidado, por toda la experiencia”.















