Oysters Menorca conquista la zona alta de Barcelona con ostras, caviar, champán y mucho más
Pasados unos meses desde el aterrizaje de Oysters Menorca en la zona alta de Barcelona, esta perla –que eleva los estrenos locales de 2025– ha tenido tiempo de rodar y hacerse un lugar de honor en la ruta gastronómica por encima de la Diagonal. El singular proyecto (lejos de la playa) evoca en esencia y sabor a la isla balear donde todo empezó, pero con impecables manteles, espejos, revestimientos de madera y mesas altas seduce con un ambiente clásico y glamuroso propio de un restaurante parisino.

Con ese mix se ha convertido en uno de esos locales donde uno ya está pensando en volver apenas se ha levantado de la mesa. De los que se recuerdan entre el alud de inauguraciones que lanza sin tregua la capital catalana. Su razón de ser son las ostras que le dan nombre, pero el cotizado molusco solo es el primer paso para llevarse el mar a la boca con una carta amoldable a distintos apetitos y presupuestos. No es un restaurante barato, pero tampoco prohibitivo, ya que la factura final puede ser muy dispar según la elección y ambición.
Del mar y del diseño

El germen de Oysters Menorca lo sembró en Maó el empresario holandés Tobias Kruijssen, cuya familia es cultivadora, con un pequeño espacio centrado en el reino de las ostras. Los interioristas Benito Escat y Pol Castells, de Quintana Partners y con amplio rodaje en la creación de espacios de restauración, soñaban con un espacio propio y se aliaron con el primero una alianza y sinergia perfectas para desarrollar y mejorar el concepto, ampliando horizontes. El Oysters Menorca de Barcelona es un primer paso en esa dirección, a lo grande y con interiorismo firmado por los segundos. Todo queda en casa.

Combina su voluntad de defender la sostenibilidad y el respeto del ecosistema marino, a la par que brindar “momentos memorables” sirviendo a la mesa o la barra exponentes de la mejor calidad, empezando por ostras y caviar.

Con una barra de seis metros que coronan cuatro grandes ostras esculpidas en mármol donde se exhibe el marisco, la puesta en escena enamora al comensal antes del primer bocado. De día el local de Sarrià-Sant Gervasi resulta elegante pero también acogedor, con grandes ventanales, cuidado menaje y una cómoda terraza. Pero es al caer la noche cuando la acertada iluminación añade glamur, calidez, e intimidad, propicios tanto para una reunión especial como para la mejor de las citas románticas.

El servicio es joven pero atento, y presto a la pedagogía que precisan algunos manjares, ya que el universo de las ostras invita a iniciarse en las particularidades de cada procedencia. Así que no hay mejor ritual que una degustación (por unidad) que puede incluir: Oesterij Special (selección Premium de Holanda); Salgado (premium de Portugal); Irish Mór (premium de Irlanda) –cremosas y muy equilibradas, para nosotros en lo alto del podio–; Huîtres Volant (premium de Francia) –de Normandia, jugosas, salinas y pletóricas de mar–; Juizette la Reveuse (selección clásica de Francia); Rock Oyster (clásica de Irlanda) y Zeeuwse Creuse (clásica de Holanda).
Las mil vidas del caviar

Pero el ADN de Oysters Menorca lo define también el caviar Benoît, un Osetra Imperial obtenido de esturiones que alcanzan hasta 60 años de vida y más de dos metros de longitud, destacan, obtenido mediante la técnica del ordeño . Esta delicatessen no solo se puede degustar en cucharilla, sino culminando insospechadas combinaciones. Como el tremebundo trío que dibuja con crema de anchoas y patatas fritas, rompiendo moldes; con huevos a la cazuela, o coronando una pasta al dente.

Otra propuesta de cata casi obligada son los brioche de langosta, gamba o salmón. Pero la cena bien podría abrirse de la forma más sofisticada, con un sugerente ‘árbol’ de blinis que permiten recorrer en minibocados la calidad de dicho caviar, de salmón, o de las huevas de este.

Las recetas más ligeras abarcan ensaladillas y algún carpaccio y tartar, con el denominador común de encumbrar el pescado o marisco, mientras que otros platos más completos apuntan a apetitos más voraces pero exigentes, como los espaguetti con berberechos, o con anchoas.
Con champán y cócteles
Una cuidada carta de vinos cierra el círculo, aunque la casa destaca por la experiencia con champán Ruinart, del que son embajadores oficiales. Y también por sus versiones de cócteles clásicos, que aquí preparan el paladar para la inmersión completa.
Pocos se resisten en rematar la experiencia con alguno de sus postres caseros, como la mousse de chocolate con aceite y sal o su cremosa ‘cheesecake’ con queso de Mahón.
Oysters Menorca Barcelona
Madrazo, 54 08006 Barcelona T. 938 082 803 www.oystersmenorca.com












