Kumihö, Asia viaja a Sant Cugat con grupo Kitsuné.
Las autenticidad de su cocina ha conquistado a los paladares amantes de la cocina asiática.
Es posible que el nombre de Kumihö no os resulte excesivamente familiar, sobre todo si no soléis visitar Sant Cugat. Sabemos que nos cuesta salir de Barcelona, pero ni el municipio está lejos ni hay que planear con tiempo lo que puede ser una visita que te hará descubrir una cocina asiática autentica.
Perteneciente al grupo Kitsuné que posee otros locales en el mismo Sant Cugat y en el barrio de Gràcia de Barcelona, Kumihö nos plantea una oferta bien pensada, en la que encajan platos de diferentes países y en los que siempre coincide la buena elaboración y la potencia en el sabor.
Todo nace de la iniciativa de dos jóvenes restauradores que sin haber pasado por ninguna academia de gastronomía o escuela de negocios, bien podrían guiar a más de uno con una gran preparación académica. Porque al final, la pasión por conocer y por aprender no necesita más que una gran voluntad autodidacta y tener los pies en el suelo. Así de simple o así de difícil es el planteamiento con el que Jan Fernández y José Miguel Dayas han creado sus locales. Y ha quedado demostrado que lo hacen bien.
En Kumihö no tienen más secreto que la utilización de ingredientes originales de cada país en la medida de lo posible (como su pasta fresca que traen de Tokyo) y locales para mantener la frescura (la verdura); fidelidad en las técnicas y una pensada organización. Con todo ello han conseguido una carta bien servida formada por platillos que nos hacen viajar. China (la parte cantonesa), Vietnam o Tailandia están presentes en sus 17 propuestas con nombres tan exóticos como el Shuijiao (cerdo hervido con apio chino); el Goi Cuon vietnamita (rollo fresco con hierbas, hortalizas, cerdo, takuwan y tofu ahumado o un Har Gao de verduras y maiz.
Platos con nombres desconocidos que se organizan con una curiosa clasificación: tierra, aire o fuego que definen o bien el origen del plato, o bien el tipo de técnica de cocción que se ha utilizado para ser cocinado.
En Tierra queda claro que encontraremos: bocados donde las verduras o los tubérculos son el producto protagonista. Para los amantes del curry, debemos hacer un especial hincapié en su Curry verde tailandés con bambú, carne de coco joven y pollo de corral que se adereza con diversas especias para dar un toque diferente.
En Aire se centran en aquellos platos que se cocinan al vapor como el Shaomai de langostino “tigre negro” con tartar de trufa y seta china que resulta una exquisitez. En Fuego la mezcla se sabores se potencia y se aprecia en uno de sus platos estrella y más conocido por occidente, el Chop Suey de setas y sepia en el que no falta la salsa de ostra. Su lubina al estilo fiesta china 2 veces cocinado sorprende por original y sabrosa gracias a su vinagreta de soja.
Si bien es cierto que los postres no son lo más destacable de la cocina asiática (por lo menos la que aquí nos llega) hay que prestar atención a su trago de coco que incluso para aquellas personas a las que nos satura el coco (es mi caso) resulta vicioso.
Para acompañar cualquiera de sus platos, Kumihö proponen algunos vinos catalanes en una carta no muy extensa pero bien seleccionada.
Un buen sitio para darse un festín oriental a buen precio, con un tiquet medio entre los 25 y 30 € bebida incluida. Si prefieres dejarte llevar y ponerte en sus manos en una especie de menú degustación en el que ellos mismos te servirán un surtido de 6 platos por 25 €.