Thunder Wine Makers, vinos a medida con mucho rock&roll
Nuestra queridísima y añorada Luisa Ramos ya escribió sobre Thunder Wine Makers hace ya algún tiempo. Justo cuando Sergi Figueras y Antonio Lopo hacían la puesta de largo de su, por entonces, joven proyecto. Hoy, seis años después, estos rompedores vinos vuelven a protagonizar nuestro blog, tras el encuentro que tuvimos con Sergi Figueras en la pasada edición de Gastropirineus (Vall de Núria, 2 y 3 de mayo).
En este tiempo, su historia vitivinícola de “vinos hechos a medida”, no solo ha crecido en referencias y en calidad, sino incluso también en “proyectos hermanos”.
Y es que, en plena pandemia, reconvirtieron el mítico bar Guirigall de Bellver (Cerdanya) en el Virigall, donde ofrecen sus vinos -además de algunos de las bodegas con las que colaboran- junto con platillos y tapas, y, por supuesto, buena música.
Porque el ritmo y el rock&roll han sido los acompañantes inseparables de Thunder Wine Makers desde sus inicios. Incluso su nombre hace referencia al conocido tema de AC/DC (Thunderstruck es la primera canción del álbum The Razors Edge, publicado en 1990). No en vano, Sergi es sumiller y músico, o músico y sumiller…
Bien, sea como sea, la buena música y el rock&roll han acompañado al proyecto y a sus fundadores en todos y cada uno de los vinos que han elaborado, desde sus míticos La Tortuga Veloz, o Violetes de Fang, hasta los rompedores Ú3 y Fils de Vi.
¿Cómo empezó toda esta aventura?
La idea nació de dos grandes “creadores” y sumilleres. Sergi y Antonio se movían por el mismo terreno, el de la alta restauración, donde se encontraron.
Sergi nos cuenta que salió de estudiar Hostelería en Barcelona en 1999. Aterrizó en la Cerdanya, donde trabajó en la Torre de Remei (Bolvir) durante unos cinco años. Allí fue donde conoció a un sumiller francés que le “abrió los ojos” en el mundo de la enología, y allí volvería para vivir y trabajar, años después.
En el año 2010 ya empezó a coquetear con conceptos vinícolas por aquel entonces bastante desconocidos y tan populares hoy día, como la Biodinámica o los Vinos Naturales.
Regresó a Barcelona donde estuvo al frente de la carta de vinos del Comerç24 y del Hotel Vela. Allí fue donde conoció a Antonio y donde empezó a elaborar vinos exclusivos para el restaurante de Carles Abellán.
Fue por aquellos años, exactamente en el 2012, cuando llega, según comenta Sergi, a lo más alto dentro del mundo de la sumillería, al hacerse con el premio al Mejor Sumiller de Catalunya y España.
Pero fue precisamente llegar hasta la cima, lo que necesitaba para dar el cambio. El impulso que buscaba para dejar de centrarse únicamente en la sumillería y empezar a gestar su sueño: viajar y buscar bodegas donde elaborar vinos personales y llenos de rock&roll.
2016 nace Thunder Wine Makers
Así, en 2016 nace Thunder Wine Makers, un proyecto que reúne la pasión por el vino y por la música, a través del cual hacen vinos a medida para cada cliente, vinos exclusivos, vinos que no se repiten y que no tendrá nadie más. Recogen la demanda del cliente y trabajan directamente con los productores para conseguir coupages inéditos y personalizados, que permiten que las experiencias de maridaje sean únicas, gracias a las combinaciones de variedades, botas y procesos que solo ellos son capaces de conseguir.
Vinos, muchos de ellos, que gustan tanto que llegaron para quedarse, como La Tortuga Veloz, su primer vino icónico. “En realidad es un ‘win to win’, porque a veces son los propios bodegueros que vienen a buscarnos para que elaboremos un vino específico, y a veces somos nosotros que vamos y pedimos elaborarlo en su bodega”, explica Sergi. “Vinos -sin embargo- que no han de perder la identidad propia de la bodega, pero que dicen mucho también de nosotros”, añade.
Vinos para chefs
Pero no solo trabajan para bodegas, también para chefs, emulando lo que en sus inicios hacían para Abellán. Así, han elaborado vinos para Nandu Jubany, para Jordi Cruz, o para Arnau Muñío, de Direkte Boquería, entre otros.
Soñaban con hacer vinos en Galicia y en el Priorat, y lo consiguieron, pero también los hicieron en la Rioja, Rueda, Penedès, o Montsant. “Nuestro sueño es hacer alguna vez en la vida vinos en borgonya, pero poco a poco, todo llegará”, augura Sergi, mientras que recalca que “no somos mediáticos, vamos poco a poco, pero como una mancha de aceite, por eso no nos cerramos a nada”.
Y es que, como dice su lema “nos dejamos la piel en cada uno de nuestros vinos”. Y el resultado se nota en caldos de la tierra como el Ú3, La Sobrada, Al Cap de Carrer, NudeMacabeu, Nude Sauvignon, Fils de Vi, Falares o la Bota del Gasto. Referencias que se pueden comprar en El Petit Celler y 75cl vins i més.