Sasha Bar
Sasha es el diminutivo de Alejandra o Alexander en ruso. Diciendo eso os ponemos muy fácil adivinar cuál es el origen familiar de quién es el propietario de este espacio en el que se mezclan cócteles, platillos a compartir y brunch los domingos que es el único día de la semana que abre desde por la mañana. Un formato que cada vez se impone más por ampliar nuevos horizontes y no limitarse solo a una oferta. Sasha Bar está en el barrio de Poble Sec, ubicado en un local con una decoración difícil de definir, en la que combina estanterías, discos de vinilo, corchos de botellas de vino, barriles, objetos reciclados… Nos pareció muy interesante, con buen gusto. Una mezcla de diferentes estilos que sale de lo normal. Un porche antes de entrar al interior hace las funciones de terraza sin estar a pie de calle.
Al mismo tiempo recibimos la miniburger de Morcilla de Burgos con cebolla caramelizada. Podemos pensar que es una simple rodaja de morcilla y no nos equivocaríamos, pero la presentación indica una voluntad de quererse mostrar diferentes. La morcilla estaba muy buena y era bastante gruesa. Una original presentación.
Llega uno de los platos que nos habían aconsejado pedir y del que más orgulloso se siente Leo, el propietario. Salmón fresco Marinado a las 5 pimientas con salsa de Yogur y Eneldo. Cinco pimientas y alguna hierba más que están guardadas en la recámara familiar, ya que la receta es de su abuela. Le costó conseguirla, primero por reticencia de la “artista” a desvelar su secreto y luego por lo que suele ocurrir en estas recetas familiares, ese ingrediente y proporción que es el cariño aportado por quien la elabora y la parte de intuición que no puede medirse. Pero poco a poco fueron consiguiendo encontrar el punto hasta llegar a clavarlo y compartirlo con sus clientes. Os lo recomiendo, no podéis ir a Sasha Bar y no probar este salmón!.
Continuamos con un tartar de atún. En este caso acompañado de pan frito y bien aderezado, aunque quizá con un exceso de cítrico que recordaba a un ceviche. No es que no estuviera bueno, lo estaba y mucho, pero quizá ese exceso era un sabor que no esperábamos y estamos acostumbrados a recibir del tartar otro tipo de aderezo.
La versión de Sasha Bar del Pulpo a la gallega. Los ingredientes los mismos, pulpo y patata, pero el pulpo era a la brasa y la patata era morada en parmentier. El pulpo estaba tierno, pero echamos de menos algo de jugosidad. El típico chorreón de aceite de oliva al que estamos tan acostumbrados le hubiera sentado bien y seguramente hubiera permitido lucir más el cefalópodo. Aún así, se notaba la buena cocción.
El siguiente, un plato cuyo origen se atribuye al país del que proviene Leo: Steak Tartar. De solomillo, cortado a cuchillo y con sorbete de mostaza. Parece ser que los tártaros comían la carne cruda. Para “limpiarla” le echaban sal y la ponían bajo la silla de montar, cabalgando con ella. Al tiempo le daban la vuelta, la salaban por el otro lado y volvían a ponerla en el mismo sitio. Así, llegada la hora de comer podían disfrutar de la carne macerada. Hoy ya no pasan por el lomo del caballo, pero es un plato que se ha extendido por todo el mundo y normalmente está bastante conseguido. A destacar los trozos muy perceptibles de carne, que confirmaban el tipo de corte manual.
Una de sus últimas incorporaciones a la carta según nos dijeron: Ravioli de wantón relleno de buey y salsa de foie. Contundente, como todos los platos con foie. El buey estaba cocinado con vino tinto, y debía tener horas de cocción. Estaba muy tierno y nada astilloso. Perfecto para acabar la degustación.
Bueno, realmente para acabar tomamos un postre: mousse de chocolate blanco relleno de fruta de la pasión. De textura consistente pero mucho más ligero de lo que podría parecer, ya que la acidez de la fruta tropical contrarrestaba el posible empalagamiento del chocolate blanco, aunque era bastante menos dulce de lo que cabía esperar.
Acompañamos la mayoría de la comida con dos combinados de los 21 que tienen en su carta. Ya os decíamos al principio que entran en este formato donde la coctelería se ofrece para acompañar a los platos. Algo que estamos encontrando en varios sitios últimamente y que, bien elegido, no resulta desagradable. Por lo menos hay más opciones que el agua, la cerveza o el vino.
Tomamos el llamado Beso: Aperol, vodka, zumo de limón, pomelo y clara de huevo y el Berlusconi: Vermut Rosso, vodka, bitter, pomelo y tónica. Los dos con Vodka, ¿casualidad o una huella más de la tradición rusa?. Los dos muy buenos y muy apropiados para acompañar la comida.
Según un escrito que está en sus paredes:
“Sasha Bar se remonta a 22 Julio de 1968 en Soinechnogorsrk, Rusia, donde nació la protagonista a quién va dedicado el nombre de este local…la madre del propietario del creador de este proyecto…no somos un bar…nos encanta lo inusual, diferente y las personas con carácter propio…”
Un homenaje que hace Leo a una mujer luchadora, Alejandra, su madre y en el que intenta plasmar los valores inculcados y hacer realidad un sueño. De momento, ha conseguido llamar nuestra atención y vale la pena que vayáis a visitarlo. Un buen sitio, en un buen barrio con una buena y variada oferta. Muy recomendable. Lo encontraréis en la calle Margarit 18 de Barcelona.