The Greenhouse verduras para todos los públicos.
The Greenhouse no es un nombre con doble intención como puede parecer en un principio. Simplemente, es el nombre de donde está ubicado, de lo que aunque ahora haya sufrido una reforma, es el espacio original del Hotel Pulitzer: su invernadero.
Abierto este verano, el nuevo restaurante del hotel tiene una oferta sorprendente donde realza la verdura y da protagonismo a los vegetales sin ser un restaurante vegetariano. No es su intención abanderarse de nada más que de hacer una cocina sabrosa, extrayendo el máximo posible de posibilidades a los ingredientes utilizados y jugando con combinaciones poco corrientes para sorprender el paladar. Y lo consiguen.
Damien Bolger es el Chef que lidera este proyecto quien desde muy joven tuvo inquietudes respecto a la cocina y empezó por conocer la gastronomía de su país, Australia. Al parecer no fue suficiente y viajó por todo el mundo para empaparse de las cocinas más exóticas. Llegó y se instaló en Barcelona, abriendo el restaurante Market Cuina Fresca en Poblenou con el que rompió moldes en el barrio.
En The Greenhouse la carta es diferente. Con una clara voluntad de acercarse al producto de proximidad, los ingredientes de aquí se utilizan para mezclarse y poner en el plato recetas de todo el mundo. La experiencia del chef se aprecia en esta mezcla de técnicas y sabores logrando sacar el máximo provecho a ingredientes que nos resultan muy comunes evidenciando, en mi caso, una gran torpeza a la hora de cocinar en casa, cuando suelo recurrir al brócoli hecho al vapor con algún que otro aderezo muy básico.
Como entrantes, al leer la carta podemos pensar que no hay nada excesivamente exótico. El tomate y la burrata es una pareja habitual aunque la encontramos en ensalada en la mayoría de ocasiones. Damien Bolger siguiendo su línea llena el plato de un buen tomate de temporada contrariamente a lo que solemos ver, relegando el queso a un segundo plano para centrarse en la verdura. Juega con texturas, la burrata la emulsiona y acompaña el plato de un crujiente de olivas negras. Otro de los entrantes muy diferente fueron sus ceps confitados con yema curada de huevo rallada y cecina en el que la cocción es justa para dejar apreciar todo el sabor de las setas. Como curiosidad, no os olvidéis pedir su pan payesito con mantequilla de sirope de arce.
Uno de sus platos principales en el que demuestra la versatilidad de los vegetales es su Brassicas, donde la col y sus derivados se sirve acompañada de pomelo natural y emulsión de mejillones con leche de coco, consiguiendo una curiosa combinación. Como os comentaba, el brócoli o el Kale dan para mucho más que para hervirlos o hacerlos al vapor. Lo mismo ocurre con su zanahoria servida con jugo de carne. Una reducción muy sabrosa que da un sabor muy potente al plato, y que remata con Kumquat y botones de crema fresca. Al ver el plato y probarlo recordé la cocina de Quim Coll y su trabajo de presentar la proteína animal de forma disimulada, que no tuviera que masticarse. Muy sabroso.
En sus postres las frutas están muy presentes. Podemos encontrar en el mismo plato la fruta al natural y en diferentes texturas después de manipularla como es el caso de sus higos al natural con helado de higo, mousse de praliné y crujiente de aceite de oliva. Si eres de preferencias más frescas, su fresa fermentada con granizado de lima y albahaca será sin duda de tu gusto.
Si la pretensión es centrarse en el producto de proximidad y de temporada lo logra y le aporta una clara ventaja, la de garantizar un producto fresco. Pero trabajar con este hilo conductor limita, y nos podemos encontrar que al repetir visita, si queremos también volver a pedir lo mismo encontremos cierta variación en el plato. La esencia será la misma: darle a la verdura el papel que le toca y no dejarla en un rol simple papel de acompañante, de guarnición. Puede haber un plato principal sin necesidad de que haya un trozo de pescado o de carne. Para el chef y para The Greenhouse es una forma de distinguirse del resto, dar una alternativa diferente para poder comer verdura sin tener que pensar en una ensalada.
No es un lugar que deban descartar aquellos que prefieran no prescindir de una buena carne o pescado. El tartar de gamba de Palamós con remolacha y rábanos encurtidos o la pluma ibérica con ajo negro y nabos cultivados en el Empordà no defraudarán a nadie.
The Greenhouse es una de las novedades en Barcelona que se distingue del resto. No solo su cocina, sino también su ambiente es uno de los más cómodos en los que puedes encontrarte en el corazón de Barcelona.